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Se armó un gran plantel, con jugadores como Guarací Barbosa, Gustavo «Halcón» Peña, Ubirajara Chagas, Juan González, Francisco Solís, Francisco Bertocchi, Milton Carlos, Nilo Acuña, Luis Montoya, Alfredo «Alacrán» Jiménez y Pedro Damián, entre otros, el Monterrey fue un cuadro espectacular, que a pesar de no poder ser campeón, camisetas de fútbol es considerado uno de los mejores equipos que ha visto el fútbol mexicano en toda su historia. A cambio, se echó mano de los jugadores de Fuerzas Básicas, dejando como entrenador a Matosas, quien implantó las medias rojas en el uniforme del Monterrey, las que se mantuvieron hasta la campaña 88-89, esto porque decía que los jugadores debían tener los pies calientes y el rojo era el color del fuego. Sergio «Alvin» Pérez, jugador extraído de las fuerzas básicas del club, anotó el gol que ponía enfrente al Monterrey y lo salvaba del descenso a pase de Francisco Javier Cruz, un histórico del equipo que trece años atrás le había dado al club su primer trofeo de liga y quien se retiraba ese día, teniendo como escenario a un repleto Estadio Tecnológico. Después de terminar terceros en la temporada de 1979/80 y de quedar eliminados en primera ronda de la Copa de Campeones (frente al Porto, tras empatar sin goles en la ida y caer por 0:1 en Milán), el presidente del club rossonero, Felice Colombo, entre otros dirigentes del club, estuvo involucrado en el denominado Totonero.

Sin embargo eso cambió en los 80, pues la década comenzó con el traspaso del equipo al Grupo Protexa, quien posteriormente se erigiría en dueño del club y de El Cerrito, a pesar del compromiso moral que habían establecido las empresas regiomontanas que habían colaborado con el club y que señalaron que el Monterrey era patrimonio de la comunidad regiomontana. Ya con «El Gallo» Jáuregui de regreso en el timón, se escribió la que se considera la «época de oro» albiazul, pues llegó a los primeros planos del fútbol mexicano y se convirtió en un equipo protagonista. No clasificó en la 72-73, y para el siguiente año se armó a uno de los equipos que mejor rendimiento ha tenido en una temporada larga y que jugaba regularmente con: José Ledesma, Magdaleno Cano, Gustavo Peña, Guarací Barbosa y Basilio «Bacho» Salazar; Francisco «Vikingo» Bertocchi, Juan González y Francisco «Paco» Solís; Luis Montoya, Milton Carlos (quien marco 22 goles) y Rubén Corbo; dirigidos por el «Gallo» Jáuregui. En la temporada 74-75 terminó séptimo y el equipo tuvo una excelente explosividad goleadora, al marcar 72 goles (récord interno para una temporada larga), pero no clasificó y Jáuregui tuvo que dejar el timón, el cual tomó el chileno Fernando Riera, con quien en la campaña 75-76 el Monterrey se metió a la Liguilla como quinto lugar.

Apenas un año antes, el mismo equipo (pero dirigido por el chileno Pedro García) había conseguido su mejor temporada en la historia al finalizar con 47 puntos en el torneo de liga. El segundo torneo oficial corto en el cual participaron 20 equipos, llamado Torneo México 86 dado que en ese torneo se jugaría el Mundial, el equipo fue conformado por jugadores de la cantera rayada con algunos refuerzos extranjeros de calidad. En la temporada 89-90 se trajo al técnico chileno Pedro García, se dejó la base de los jugadores de la cantera, con algunos refuerzos extranjeros, pero a pesar de lograr buenos números, no logró nada sobresaliente. Regresó el chileno Riera para la 77-78 sin que pasara nada; luego, en la 78-79, el Monterrey terminó noveno y clasificó bajo la dirección técnica de los brasileños Otto Gloria y al final Ubirajara Chagas, pero fue eliminado en la primera fase de la Liguilla.

La temporada 79-80 la inició con Gustavo «Halcón» Peña como técnico, pero luego fue reemplazado por Ubirajara Chagas, y el equipo quedó en el puesto 12, sin clasificar. Toda la década de los 70, el equipo fue apoyado por siete de las principales empresas de Monterrey, reunidas por Alberto Santos de Hoyos. Cuando ya la afición rayada pedía a gritos un cambio de mando, Protexa decidió vender el equipo, el cual sería adquirido en 1989 por un grupo de empresarios regiomontanos, teniendo como figuras principales a los hermanos Jaime y Manuel Rivero Santos, quienes serían presidente y vicepresidente, respectivamente. Se puede cambiar instantáneamente, ya sea en ataque o en defensa, la mentalidad del equipo, ajustándola y controlándola cuidadosamente con controles simples, volviéndolo capaz de reaccionar inmediatamente a la imprevisible dinámica de este deporte. El gran responsable de esa transformación fue Alberto Santos de Hoyos, quien como presidente forjó la historia grande del equipo, además de idear y construir El Cerrito, las instalaciones deportivas y casa-club, que fue inaugurado el 30 de mayo de 1975 y que en su momento fue comparado a los complejos deportivos que tienen los grandes clubes del mundo.

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